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sábado, 22 de diciembre de 2012

Reflexión del 22 de diciembre de 2012


Ayer acabó la cuenta larga del famoso calendario Maya y consigo también se fue la paranoia colectiva que se suscitó por el infame “fin del mundo”. Dejando eso atrás, ahora nos enfocamos en el HOY y lo que nos deparan los siguientes días, meses y años.

A nadie le debiera extrañar que la humanidad en su conjunto está comprendiendo ideas que antes sólo eran un mito o ficción. Gracias al internet y en especial a las redes sociales, las personas se están dando cuenta que nuestra realidad es mucho más compleja de lo que se pensaba.

Hablar por ejemplo de conceptos como la reencarnación, el espíritu y otros términos, ya no suenan tan descabellados o tan “New Age” como lo era hace 40 ó 50 años atrás.

Entre paréntesis, estos conceptos fueron introducidos por maestros espirituales y después fue seguido por los “Hippies”. La gente vapuleó a éstos últimos por sus prácticas muy poco decorosas y el mensaje original se perdió por un tiempo.

Sin embargo, la humanidad está cambiando para alegría de algunos o para desazón de otros. Esto no se puede negar, los niños ya vienen con otra forma de pensar y sentir y nos están dando cátedras de cómo vivir nuestras vidas de ahora en adelante. Ellos están siendo el faro entre tanta confusión y engaños.

Además, cada día nos llevamos una nueva sorpresa en la televisión; por ejemplo, nuestros astrónomos descubren planetas habitables casi todas las semanas y muchos descubrimientos en la ciencia están cambiando nuestra forma de vivir. Ahora, cómo le hacemos para no marearnos con tanta información que obtenemos en la televisión y en la red, cómo podemos discernir si algo es cierto o una farsa.

Una forma es escuchando a nuestros corazones y hacerle caso a la intuición. Tenemos que ser más introspectivos y estar en más calma con nosotros mismo. Llevamos una vida muy ajetreada la mayoría y eso no nos está haciendo nada de bien. Yo sé que este discurso lo han escuchado una infinidad de veces, pero es la única forma de vivir una vida más armoniosa. Esto no tiene nada que ver si eres creyente o ateo, esto es a todos por igual.

Para continuar, el significado del 21 de diciembre como sabemos, no fue el día de la “destrucción” como algunos se empecinaron en mostrarlo, si no más bien era la señal para cambiar de una vez por todas y para siempre. Obviamente que todo cambio requiere paciencia y no se suscitará de un día para el otro (eso sí hubiese sido una catástrofe).

Lo importante ahora es que nos pongamos metas positivas todos los días y tratar de ser mejores personas. Tratemos de ser cordiales con las personas, aunque sean extraños, traten de dar un abrazo y una sonrisa. Esas cosas no cuestan nada.

Se acordarán de mí cuando lo hagan porque es el sentimiento más gratificante que puedan experimentar. Desde un punto más científico, al hacer estás cosas, tu sistema inmune se fortalece y no estarás tan propenso a las enfermedades.

En términos psicológicos, la actividad neuronal se dispara y manda órdenes a todo tu sistema central parasimpático, secretando hormonas como los corticoides, que son fundamentales para el estrés (el bueno). Bueno, hay un sin fin de ventajas y lo más importante es que te sentirás MUY BIEN.

Este ha sido mi reflexión del día de hoy, espero que les haya gustado y me pueden responder si así les nace. ¡Hasta la próxima!

-- Cristóbal Fernández Vásquez

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